El distrito especial de conservación llamado Bosque Modelo interconecta 19 áreas naturales protegidas a lo largo de 250,000 cuerdas de terreno desde la costa norte del país, conservando el corazón de la Cordillera Central hasta la zona seca del sur entre Guánica y Cabo Rojo. La demarcación destaca por la continuidad de su cubierta boscosa y/o terrenos que de forma integrada proveen bienes y servicios ambientales al país. Debido a que la mayoría de los ecosistemas de la isla están incluidos en el Corredor Ecológico del Bosque Modelo, la demarcación geográfica constituye una infraestructura verde que protege nuestra biodiversidad, que valora los espacios de producción de alimentos, cuencas hidrográficas críticas, conectividad del paisaje, producción de oxígeno y captación de gases de efecto invernadero, entre otros. Igualmente, la zona tiene gran valor cultural por los múltiples sitios arqueológicos que patentizan asentamientos indígenas precolombinos.

El Bosque Modelo es un bosque con gente, casas, comercios, industrias, agricultura, entre otros. No hay nada que adquirir ni gente que expropiar. Tampoco se trata de limitar posibilidades. A diferencia del concepto de conservación tradicional, la naturaleza de un Bosque Modelo es una concertación de usos, espacios, gente, especies, y un proceso de toma de conciencia colectiva de quienes viven en áreas de valor ecológico o tienen industrias y comercios. El modelo –reconocido internacionalmente en la Red Mundial de Bosques Modelo– es de participación y reinserción de la gente en la agenda forestal con la finalidad de potencial el desarrollo sostenible y solidario de la región.

El desarrollo sostenible se logra con el conocimiento en mano de un pueblo educado. Esta guía curricular es un esfuerzo de reconectar a la gente con su entorno natural. Aprendizaje formal en el bosque, otro servicio ecológico que le ofrecen nuestras áreas naturales al país.

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