Amparado en el discurso del prócer Eugenio María de Hostos de no sólo reclamar derechos sino asumir deberes y responsabilidades, Casa Pueblo propone, provoca y alcanza en el 1996 convertirse en administrador del bosque mediante acuerdo de comanejo con el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales. Este hecho marca un hito en la historia de Puerto Rico y ha sido punto de partida para que otros grupos desarrollen sus propias iniciativas.
Para la administración del bosque, Casa Pueblo instituyó un innovador Consejo de Manejo Comunitario compuesto de voluntarios científicos, técnicos, obreros, estudiantes y comunidad en general. Como primera actividad se rescata un parque ceremonial indígena, el cual había sido removido para facilitar la minería. Con esfuerzo colectivo es colocado en su lugar de origen.
Inventarios de flora y fauna, reforestación y construcción de veredas, centro de visitantes, área recreativa, anfiteatro al aire libre se desarrollan armoniosamente. Varias investigaciones se realizan y se desarrolló una Parcela Permanente de Monitoría de Biodiversidad.
Recorridos por veredas y lugares de interés se realizan con jóvenes guías intérpretes de naturaleza. Las visitas, trabajo voluntario y aportaciones se coordinan a través de Casa Pueblo.