El Nuevo Día sábado, 1 de agosto de 2015

El Bosque del Pueblo representa un nuevo paradigma de desarrollo económico en el que la participación ciudadana es el eje central y el Gobierno es un enlace

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Arturo Massol Deyá contempla la grandeza del Bosque Modelo en las alturas del Bosque Olimpia. (Tony Zayas)

ADJUNTAS – La temperatura bajó a causa de la arboleda que mostraba distintas tonalidades de verde. Atrás quedó la carretera.Un batey prácticamente plano, pero rodeado de abundante vegetación, da la bienvenida al Bosque Escuela La Olimpia Ariel Massol Deyá, en Adjuntas uno los que compone el Bosque Modelo de Puerto Rico.El sonido del agua proveyó los acordes perfectos para el comienzo del recorrido y se divisaban bancos de madera que conforman los “salones de clase” para miles de estudiantes -de escuela pública y privada- así como visitantes de Adjuntas. De esta forma, el bosque, y no un salón de clases convencional, sirve de escenario para mostrar todos los beneficios derivados de los espacios forestales.

Así, el salón de las cuencas hidrográficas mostraba tres cajones: uno con abundante vegetación, otro con menos vegetación y el restante, vacío. Al verterle agua a cada uno, se conocía de inmediato la función primordial del bosque: captar el líquido aun cuando no haya precipitación, algo que no se puede dar en áreas densamente pobladas donde el bosque es  sustituido por el cemento.

El salón del agua -con múltiples chorritos- permitía conocer sobre la calidad del líquido. Mientras que en el salón de los hongos se mostraban sus beneficios en la Naturaleza.

“En el Bosque Modelo hay 26 áreas naturales protegidas. Aquí están las especies en peligro de extinción como la cotorra puertorriqueña y el falcón de sierra, quizás la más amenazada en este momento”, sostuvo el biólogo Arturo Massol Deyá, quien presidió la comisión multisectorial que dio vida al Bosque Modelo.

Aunque el Bosque Modelo no es Casa Pueblo y tampoco le pertenece, fue ese organismo  el que comenzó en el 2007 con el concepto que dio vida al actual proyecto. Se creó mediante ley  en noviembre pasado.

Unas 390,000 cuerdas de terreno -que transcurren en una línea imaginaria desde Cabo Rojo a Vega Baja- se dedicaron a la conservación y al desarrollo económico sustentable gracias a una acción promovida por los ciudadanos que trabajan y viven en el mismo bosque.

Precisamente, en la participación ciudadana radica la grandeza del Bosque Modelo, indicaron en entrevistas separadas,  Massol Deyá y la directora interina de la Oficina del Bosque Modelo, Norma Peña.  “La gente convenció al Gobierno de cómo debe gobernar en su región”, dijo Peña.

El Bosque Modelo no impone restricciones  para el desarrollo de zonas, pero debe darse de manera novedosa, sustentable y ecoamigable.

“El Bosque Modelo es un bosque vivo, activo, que le rinde diferentes servicios al país. Le rinde servicios de mantener la biodiversidad, de producir agua, oxígeno, filtrar  los polvos del (desierto del) Sahara, en reducir la temperatura de la región. Le da la posibilidad de un turismo  cultural, le da visibilidad y espacio para que la gente tenga sus comercios,  produzca alimentos de manera ecológicamente responsable. Entonces son productos con un valor agregado” sostuvo el biólogo.

“No es un bosque donde la conservación es la única finalidad. La conservación del espacio sí es un fundamento porque potencia otras actividades de desarrollo económico y ésa es la importancia. Es un modelo de desarrollo económico diferente”, agregó.

Aunque existen varios bosques modelos a nivel mundial, es la primera vez que uno (el de Puerto Rico) se crea mediante legislación, destacó  la secretaria del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), Carmen Guerrero.

Vital  este momento

Con la sequía que arropa a más de la mitad del país, la crisis económica que exige la reinvención del país y la urgencia por crear un plan de desarrollo económico, el Bosque Modelo se posiciona como un proyecto de suma importancia.

“Esto es un proyecto de país. La gente habla de construir un proyecto de país, aquí tienes uno puntual”, aseveró Massol Deyá, quien enfatizó en lo crucial que ha sido el bosque en estos momentos.

“Estamos sufriendo de racionamiento en este momento. Pero hay una región que no lo está sufriendo porque tenemos el Bosque Modelo produciendo agua y sosteniendo un caudal mínimo a esos embalses (Dos Bocas y Caonillas) que inclusive le llevan agua a través del supertubo a la gente de San juan y ciertamente subsidia el impacto del racionamiento, que podía ser mucho más severo”, explicó el biólogo.

Pero de inmediato cuestionó que esa importancia del Bosque Modelo no sea reconocida por el Gobierno en su repartición presupuestaria: la ley que creó el Bosque Modelo apuntaba a un presupuesto de $1 millón para la oficina y un fideicomiso, pero el Gobierno sólo le asignó $100,000.

La secretaria del DRNA dijo que al momento cuentan con $600,000 de dos partidas presupuestarias. Además, obtuvieron una propuesta  federal de  $1.1 millón en tres años.Ese dinero servirá para poner en marcha el desarrollo económico y sustentable del bosque y su zona, dijo Guerrero. Pero advirtió que cuando lo estimen pertinente recurrirán a la Legislatura, la empresa privada e incluso donativos para inyectarle más fondos al Bosque Modelo para nuevos proyectos y para su desarrollo.

La Mesa Mulsectorial, conformada por más de 50 personas, es un cuerpo que mediante un plan estratégico que se está confeccionando, determinará las necesidades y el uso que se le dará al dinero, precisó Guerrero.

Y es que el Bosque Modelo no solo sirve de escuela, sino que esfuente agrícola,  vivienda y  generador de empleos que van desde el  ecoturismo hasta la siembra de café y de hortalizas entre otros cultivos.

Joaquín Álvarez, de Siembra para Todos en el barrio Salto Arriba de Utuado, dijo que con la siembra de hortalizas y tubérculos promueven prácticas adecuadas y agroecológicas como la eliminación de pesticidas. “No dependemos del Gobierno sino que somos autosuficientes”, dijo.

“Es una gran responsabilidad vivir aquí, pero es vivir en un paraíso”, afirmó Carlos Cabán, residente del barrio Portugués, de Adjuntas por donde una vez se propuso el gasoducto.

El desarrollo de pequeñas empresas, como hospederías también florece en el Bosque Modelo, pero cada uno “asume responsabilidad por el manejo de sus espacios”, dijo Massol Deyá.

Estas empresas en el bosque se traducen en empleos, destacó el propietario del parador Villas de Sotomayor, Jesús Ramos.

“Viene mucha gente a visitarnos y mueven la economía del pueblo y  la gente puede apreciar lo que tenemos. En nuestro parador, hay muchas cosas que contribuyen al desarrollo del Bosque Modelo. Por ejemplo, tenemos 262 especies de árboles  identificados con su nombre común y biológico así como el tipo de artesanía que se puede fabricar con ellos. El Bosque Modelo lleva a un proceso de desarrollo (económico) y de conservación”, precisó.

Sin embargo, se mostró preocupado de que la oficialización del Bosque Modelo -mediante  ley- quede en el pasado con los vaivenes gubernamentales.

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